Saltar al contenido

La red de sentidos y la tríada: experiencia, narratividad e interpretación

Por Dr. Sérgio Oliveira dos Santos (texto original en portugués al final)

Introducción

¿Conoces esa buena sensación de llenado y plenitud que experimentamos, porque algo que realizamos es muy importante para nosotros y para aquellos que queremos bien? ¿Conoces esa percepción de que, alrededor de algo aparentemente simple, nos encontramos llenos de significado? ¿O entonces, debido a la gran complejidad del mundo informacional, nos encontramos desorientados e incluso, abatidos por la incapacidad de comprender todo lo que nos afecta? ¿O cuando experimentamos una fuerte emoción que, en algunas situaciones nos puede paralizar, pero en otras, puede impulsarnos a nuevas direcciones de la vida? ¿O quién sabe, cuando surge una sensación de vacío, una ausencia de algo que no podemos explicar lo que es? ¿O esa sensación de indignación, de injusticia e incluso revuelta cuando sentimos en nuestra piel la fuerza de las desigualdades materiales e inmateriales en las que están inmersos una gran parte de la sociedad?    Y, cómo no hablar de las incertezas e inseguridades que desencadenan nuestro sentido existencial, potenciadas por la crisis sindémica que vivimos.

¿Y si, ante estas circunstancias, y muchas otras a las que nos enfrentamos en la vida cotidiana, pudiéramos encontrar una matriz comprensiva que sintetizara nuestras percepciones y consciencias?  La motricidad vital puede ser un camino prometedor.

Si te interesa este tema, y quieres averiguar cómo se modulan estos fenómenos, ven a desvelar con nosotros la red de sentidos y la vida motricia.

Corporeidad como principio

Nuestra trayectoria comienza con una apreciación musical para ampliar nuestra perspectiva interpretativa. Te invitamos a escuchar la música «Café» de Jorge Benjor, disponible en el siguiente enlace: <https://www.youtube.com/watch?v=kv1FCrNssxM>.

¿Eres un degustador de café? ¿Sí? ¿No? ¿Alguna vez te has preguntado por qué disfrutas de esta bebida y su cultura? ¿Será que la bebida se ha consumido universalmente sólo por su composición química y los respectivos cambios orgánicos que promueven en nuestro cuerpo? Por casualidad, ¿es el café un acto idéntico para todas las personas en todos los momentos y lugares? ¿Qué podemos decir de este acto desde el punto de vista de nuestro sentido? O, colocando la pregunta de otra manera: ¿cuál es el sentido de disfrutar o no del café? ¿Cómo el café afecta y provoca diversas percepciones en algunas personas, pero en otras no? ¿Cómo podemos aprender sobre nuestra forma de actuar en el mundo a partir de lo que el acto de tomar café proporciona como experiencia humana?

Figura 1 – Nosso café tem história

En el acto de la recolección de café el cuerpo enactivo está presente, desencadenando toda la red de sentidos. El cuerpo vive la sensibilidad del tacto en los granos, de sus aromas, además de las tonalidades de colores y las diferentes texturas que indican la forma adecuada de manejo. La sabiduría corpórea se integra con la sabiduría de la naturaleza en un único flujo regenerativo. ¿Será que este conjunto de percepciones llega conscientemente a aquellos que experimentan el trabajo en régimen de casi esclavitud?

La persona que pasa por una experiencia como esta, posiblemente le gustará el café. Pero no todas las experiencias vividas con la bebida son agradables, o potencialmente emancipadora de los sentidos. Veamos el ejemplo de los casos de explotación de la fuerza de trabajo en granjas productoras de café. En este caso, se pueden configurar otros sentidos sobre la bebida y sus ritos. El hecho que quiero destacar es: alrededor del café una gama de sentidos orbita el acto de sorber el líquido. Los Cafés, como espacio de encuentro, son un ejemplo de ello. Grosso modo, el café abre la gama de posibilidades de modulación de los sentidos, ya sea de una manera emancipadora o manipuladora.

Claro que aquí estoy proponiendo un enfoque metafórico. El acto de tomar café abre horizontes de modulaciones de los sentidos, pero, ¿será que lo mismo sucede con otros actos humanos? ¿Cómo puede este ejemplo estar relacionado con el mundo de la vida cotidiana y, además, aquello que tiene sentido en la vida?

Para continuar con la propuesta de comprender la red de sentidos y expandir este enfoque al mundo de la vida, hablemos un poco de cuerpo. De ese cuerpo interactivo, que nos proporciona un acoplamiento estructural con el mundo, condición de demarcación originaria aquello que somos. No una demarcación que nos impone un límite de ocupación espacial, como si fuera tan sólo un cuerpo físico, sino una corporeidad.  «El cuerpo es profusión de lo sensible. Está incluido en el movimiento de las cosas y se mezcla con ellas con todos sus sentidos» (LE BRETON, 2016, p. 11). Un cuerpo que pretende trascender, porque quiere ir más allá de la condición de habitar un espacio físico, que anhela vislumbrar sentidos, coherencias, participaciones y posibilidades de vincularse y realizar en y con el mundo. Un cuerpo que no se atiene solamente en la provisión de sus condicionantes biológicos de los suministros orgánicos (incluso sabiendo que son esencialmente necesarios para el establecimiento de la vida), sino que desea romper con el tiempo lineal y causal, para vivir el tiempo de reflexión, contemplación, apreciación y, especialmente, la creación de mundos posibles.  Un cuerpo que es copartícipe con otros centros de iniciativa de la vida planetaria.

Ese cuerpo que somos y que existe acoplado en el mundo de la dimensionalidad física, biológica, antropológica y trascendental, interactúa por una red de sentidos y, en esa red que nos constituye, diversas modulaciones se van sucediendo a lo largo de la vida. Ese es nuestro cuerpo enactivo.  

Pero, ¿será que en la vida cotidiana, para la mayoría de las personas, hay un tiempo de contemplación, reflexión y toma de consciencia del movimiento de uno mismo en comunión, que permita una movilización más allá del mantenimiento de sus necesidades básicas y la búsqueda de sentido?

La vida que sentimos en la piel

Prevalecen las desigualdades, tanto en el orden material como en el simbólico. Para muchos seres humanos, la vida que se siente en la piel en su día a día, va seguida con muchas debilidades, muchas carencias, vacíos y lagunas de sentido, especialmente ante las interminables crisis que se están instalando unas sobre otras.

La vida que importa es aquella que sentimos en la piel, tanto en momentos de plenitud como en momentos difíciles. En ambas situaciones, los sentidos siempre están presentes.  Interactuamos en el mundo desde muy pequeños, y en toda trayectoria de la vida, son muchas las oportunidades corpóreas de actuar, sentir, pensar, relacionar, valorar y expresar nuestros sentidos. La educación desempeña un papel muy importante en este proceso de configuración de sí.  ¿Pero realmente sabemos cuáles son los sentidos? Muchas personas dicen que las cosas necesitan tener sentido, que las acciones precisan tener sentido, que la vida debe tener sentido. Pero, ¿qué es el sentido y cuál es su acercamiento con el cuerpo que somos y con el mundo que vivimos y proyectamos?

Vamos a presentar nuestra matriz comprensiva sobre la red de sentidos. Esperamos que se sienta contemplado con este enfoque y que, de alguna manera, la red de sentidos que se desvela aquí pueda ayudarle a componer una vida creativa.

La red de sentidos

Para las primeras incursiones para acceder y comprender la red de sentidos, optamos por presentar una breve etimología de la palabra sentido.

«Sense», como facultad de percepción: aplicación a cualquiera de los sentidos internos o externos (tacto, visión, audición, etc.); significado; importación; interpretación. Del francés antiguo «Sens», entendido como: uno de los cinco sentidos; significado; ingenio; comprensión. Del latín «Sensus», es decir: percepción; sentimiento; emprendimiento; significado. De «Sentire»: percibir; sentir para encontrar el camino «o» ir mentalmente. También puede ser «Sent»: enviar; para ir. Del antiguo Alto Alemán «Sinnan» o «Sinn»: ir; viajar; esforzarse; tener en mente; percibir; camino; jornada.

Temiandu/ Remiandu: el sentido para los pueblos guaraníes. «Tenemos varias culturas diferentes, pero compartimos un mismo sentir que unifica a todos los seres vivos en este planeta». Los sentimientos y las emociones no varían y nos pertenecen. «Lo que los ojos no ven, el alma lo lee». El ser humano es un ser social y para ello necesita la vía de las comunicaciones no verbales que permiten:

  • Encontrarnos y reconocernos;
  • Descubrir mi sentir y el sentir del otro;
  • Identificar y amigarme con las emociones;
  • Aprender a tolerar;
  • Crear empatía con el ser creativo que todos nos llevamos;
  • Fluir, evolucionar.

Por la breve exposición de un análisis etimológico de la palabra sentido, se observa que no hay una única determinación comprensia, hay un conjunto de ellas.

Proponemos que los sentidos se entiendan como una red, y no como una única disposición delimitada por un campo científico específico (SANTOS, 2020, p. 50).

Red de sentidos:

Sentido sensible – órganos sensoriales – cuerpo sensor.

Sentido direccional – dirección, camino, vía.

Sentido semántico – Significado – Sentido lingüístico – Múltiples lenguajes.

Sentido situacional – Noción de espacio/temporalidad

Sentido de las realidades – Objetiva, subjetiva, intersubjetiva, transcendente.

Sentido existencial – Percepción de la propia existencia. Noción de sí mismo. Noción de identidad y pertenencia.

Sentido emocional – Sentimientos de orden pre-reflexiva.

Sentido axiológico – Campo valorativo.

Figura 2 – Red de Sentidos en la perspectiva de la Motricidad Vital  

Como red, proponemos que los sentidos correspondan a un complejo entrelazamiento de intencionalidades del cuerpo enactivo, es decir, del cuerpo que interactúa en el mundo natural y cultural (SANTOS, 2020, p. 50). El conjunto de intencionalidades que forman la red de sentidos fluyen por la motricidad, condición que apoya la forma de actuar-humano-en-el-mundo, oportunidad de la vida transcurrir en plenitud, por eso motricidad vital. ¿Puedes observar esto en el acto de tomar café? ¿Puedes observar esto en cualquier acto humano? ¿Podemos tomar consciencia de nuestra vida cotidiana referenciados por esta matriz comprensiva hasta el punto de poder identificar qué sentidos se están potencializando, cuáles necesitan más promoción y, principalmente, cuáles están siendo manipulados por fuerzas narrativas hegemónicas?

Pero no paremos ahí. Demos unos pasos más en este viaje. Para ello propondré una pregunta más: si los sentidos, como una red, son susceptibles a modulaciones, ¿cómo se producen?

Tríada: experiencia, narración e interpretación

Cuando te detienes a tomar un café, o cuando experimentas una emoción fuerte, o cuando te indignan las injusticias que giran a tu alrededor, hay un fenómeno común: en todas estas situaciones, aunque seas distintas, está la activación de tu red de sentidos. ¿Alguna vez te has detenido a pensarlo desde esa perspectiva?

Podemos decir entonces que la red de sentidos es accionada y modulada a partir de las experiencias que vivimos en la vida cotidiana.  Pero, parte de las experiencias que vivimos día a día no son sólo de un cuerpo físico ante la realidad material, sino también es un habitar semántico, valorativo, direccional, situacional y existencial inmerso en narrativas e interpretaciones. Esto significa que la red de sentidos también se activa y se modula por las narrativas que se entrelazan en nuestros actos, porque, como seres humanos, somos seres de lenguajes.

Tomemos por ejemplo el fenómeno de BBB (Big Brothers Brasil). Es un juego de entretenimiento, tipo reality show donde se naturaliza la vigilancia extrema, casi como una telenovela, donde diferentes «hermanos» exponen sus personalidades registradas por cámaras. Es el mundo de la vida cotidiana convirtiéndose en mercancía. ¿Cómo podemos explicar que este tipo de programa de televisión puede movilizar a tanta gente? ¿Cómo explicar al público y a los fans de los «personajes» de esta realidad supervisada? ¿Cuánto refleja este tipo de programa los temas emergentes de lo que la gente vive en el día a día? ¿Cuánto «llena» este tipo de programación los vacíos en el sentido de aquellos que, en su vida cotidiana, no tienen la posibilidad de activar conscientemente su propia red de sentidos y, debido a su vulnerabilidad semántica[i], proyectan sus vacíos de sentido en los «personajes» de un programa de televisión, sus narrativas y sus formas de interpretar una «vida ficticia»? ¿Es una especie de escape de la realidad ante tantas situaciones angustiosas que están afectando directamente los sentidos de tantos brasileños?

Además de problematizar, lo que quiero destacar es la fuerza que ejercen las narrativas para modular nuestra red de sentidos. Es por eso que tenemos que tomar consciencia de esa fuerza, especialmente en el tiempo en que vivimos, donde hay una explosión de muchas narrativas.

Según Harari (2018, p. 339), para que las narrativas permitan construir una identidad viable y den sentido a la vida, no es necesario ser completa, basta con cumplir dos condiciones: ofrecer algún papel que desempeñar y extenderse más allá de los horizontes del que la acoge. «La narrativa me da una identidad y da sentido a mi vida incorporando algo mayor que yo» (idem, ibidem, p. 339). El autor sigue afirmando que la narrativa no necesariamente necesita ser fiel para tener sentido y proporcionar al ser de identidad (idem, ibidem, p. 345).  

Si las narrativas son tan eficaces en las modulaciones de la red de sentidos, ¿cómo interpretarlas sin ser manipulados? ¿Qué referencia consciente podemos adoptar?

Por lo tanto, como los múltiples lenguajes forman parte de nuestra vida cotidiana y participan activamente de la modulación de nuestra red de sentidos, también es una apertura para leerlos. El mundo de las palabras, los sonidos, los gestos, las emociones, las imágenes, los aromas, las circunstancias, los vídeos, las expresiones corporales, los símbolos, los ritos, las estructuras arquitectónicas, etc., son todas dimensiones de la vida misma para ser «leídas», es decir, interpretadas.

Las dificultades se instalan todavía más cuando no conseguimos igualar y relacionar nuestras experiencias y nuestra posibilidad de interpretación en un mundo narrativo sobredimensionado. La era de la decodificación amplía los déficits y las lagunas de sentido.

Por último, lo que se propone es que nuestra red de sentidos está siendo modulada constantemente por esta tríada: las experiencias que vivimos, las diversas narrativas en las que estamos inmersos y las innumerables posibilidades interpretativas.  ¿Somos conscientes de eso?

La consciencia como acto

Si la red de sentidos es la posibilidad de interacción con el mundo, necesita de estructuras que puedan articular esta interacción, es decir, que creen una maximización de la relación cuerpo-mundo-cuerpo. Esta condición relacional es ejercida por nuestra motricidad, que dinamiza las experiencias, la narratividad y las interpretaciones.

Hay un acto, entre tantos, que se refiere a la condición motricia, el acto de la consciencia.  La consciencia, por la vía de la motricidad vital, es un acto, no un lugar en el cerebro. Y como acto, nace de la interacción del cuerpo en el mundo por la red de sentidos. La consciencia, dentro de esta perspectiva, se entiende como un acto de presencializar atentamente  la red de sentido en relación con el entorno. Tomar consciencia, por lo tanto, es recurrir a la red de sentidos y encontrarse en su propia dinámica.  La motricidad vital propone nuestra acción en tres niveles de consciencia: la consciencia de sí, del otro y del cosmos.  

Volvamos al ejemplo del café. ¿Qué es ser conscientes de este acto? Es hacer uso de su sentido sensible que le presentará el aroma, el sabor, la textura, la temperatura, ¿verdad? Pero también, si lo haces intencionalmente, es la atmósfera en la que estás, es decir, el ambiente, el encuentro con la cultura, el valor que das y recibes, etc. Además, para aquellos que son explotados en esta enorme cadena de relaciones en torno al producto, tener el poder de cuestionar este dinamismo y reclamar los derechos a la dignidad. La consciencia es la presencia y atención que impones al acto en realización, teniendo la red de sentido como referencia de experiencia, narratividad e interpretación, por lo tanto, es una condición dinámica y relacional, no un lugar en la mente.

La revelación de la red de sentidos nos invita a habitar el tiempo con sentido, reconociendo nuestra corporeidad, que emerge desde la matriz sensible, a través de nuestra implicación con el mundo biodinámico, realzado por las múltiples posibilidades expresivas de los diversos lenguajes, proyectando narratividades e interpretaciones.

Finalizando: un poco más sobre la Motricidad Vital

La idea de la red de sentidos es uno de los constructos que la Motricidad Vital busca desvelar y liderar la comprensión de las personas. Además de esta matriz comprensiva, también señalamos otros principios, veamos:

  • Reconocer la presencialidad del tiempo – percibir y actuar habitando el tiempo y no sólo pasar a través de él;
  • Saber que habitamos el mundo con sentido profundo y valor ampliado. Esto apunta para nuestra condición de co-implicación: con las cosas, con los otros entes vivientes, con los fenómenos naturales y las construcciones socioculturales.  Por lo tanto, somos seres relacionales y formadores de vínculos.
  • Reconocer nuestra condición de ser en situación, eso significa que no sólo ocupamos un espacio físico, sino que formamos ámbitos de realización.
  • Saber que somos seres de experiencia. Aprendemos como corporeidad actuante y no sólo como cognición representativa del mundo, sino en una dinámica formadora de historicidad singular y colectiva.
  • Reconocer que la consciencia es acto de presencializar y percibir nuestra red de sentidos en plena interacción.

La Motricidad Vital te invita a actuar en la realización efectiva de formas de ser, no como discurso, no como teoría, sino como praxis creadora.   Te invita a sentir, percibir, interactuar, reflexionar, crear, compartir, interpretar, experimentar, narrar las singularidades y pluralidades de la vida, tal como se vive en la vida cotidiana, en sus formas más diversas, pero como un compromiso consciente, no como un escape representativo.

La Motricidad Vital es relevante en la actualidad para que podamos re-encontrar nuestra esencia como seres de iniciativa, teniendo en cuenta que no somos los únicos con derecho a la vida, ni somos los únicos representantes de la vida. Es reconocer que hay muchos otros centros de iniciativa, y que necesitamos aprender e implicarnos con ellos y no sobre ellos. «Tenemos que abandonar el antropocentrismo; hay mucha vida además de nosotros, no hacemos falta en la biodiversidad» (KRENAK, 2020b, p. 81).

La Motricidad Vital busca revelar que somos seres de experiencia, narrativos, históricos, relacionales, conscientes, corpóreos, sensibles, creadores y no decodificadores de realidades, sean virtuales o no.

La Motricidad Vital está atenta a las vulnerabilidades semánticas y a los «establecimientos de las ausencias» (KRENAK, 2020a, p. 26). Crea y amplía los horizontes para situarnos en la complejidad del mundo. Asume la dinámica de la vida para cuestionar las distorsiones y los abusos. Orienta nuestra consciencia a los estados relacionales de todo con todo, de todos con todos, desde lo sensible-inteligible a lo aprensible-expresivo, es decir, de las experiencias, de las re-experiencias, de los estados creativos, de la imaginación y de las narrativas.

Referências

ANTUNES, R. O privilégio da servidão: o novo proletariado de serviços na era digital. São Paulo: Boitempo, 2018.

BAUM, C.; KROEFF, R. F. S. Enação: conceitos introdutórios e contribuições contemporâneas. Rev. Polis Psique, Porto Alegre, v.8, n.2, maio/ago., 2018. Disponível em: <http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2238-152X2018000200011> . Acesso em: 02 março 2021.

BRIDLE, J. A nova idade das trevas: a tecnologia e o fim do futuro. São Paulo: Todavia, 2019.

HARARI, Y.N. 21 lições para o século 21. São Paulo: Companhia das Letras, 2018.

KRENAK, A. Ideias para adiar o fim do mundo. São Paulo: Companhia das Letras, 2020a.

KRENAK, A. A vida não é útil. São Paulo: Companhia das Letras, 2020b.

LE BRETON, D. Antropologia dos sentidos. Petrópolis, RJ: Editora Vozes, 2016.

PALLASMAA, J. Os olhos da pele. Porto Alegre: Bookman, 2011.

SANTOS, S.O. Da polaridade bios-cultural à rede de sentidos: outros caminhos possíveis para a educação física. The Journal of the Latin American Socio-Cultural Studies of Sport – ALESDE. Curitiba, v. 12, n. 1, p. 43-56, junho 2020. Disponível em:< https://revistas.ufpr.br/alesde/article/view/71987/40879>. Acesso em: 01 mar. 2021.

SOMBRA, L.L. Identidade dos sujeitos: linguagem, constituição de sentido e valor. Revista Ssifo, Feira de Santana-BA, n. 1, v. 1, 2015. Disponível em:< file:///C:/Users/User/Downloads/identidadedossujeitos-RevistaSsifo.pdf>. Acesso em: 27 fev. 2021.

[1]La vulnerabilidad semántica se entiende como un conjunto de déficits en la formación de los sentidos de la acción humana en el mundo, que se instala en diferentes situaciones, tales como: exceso de información; aceleración de procedimientos sin tiempo para crear momentos reflexivos de orden individual y colectivo; dificultad de atención y presencialidad; reducción de experiencias significativas donde la corporeidad puede asumir el referencial perceptivo; la reducción de los auténticos encuentros humano-naturaleza-cultura; sustitución de los procesos interpretativos por aplicaciones de decodificación, manipulaciones de información por medios mediáticos diversos; potenciación representativa de los estados emocionales en narrativas ficticias. El término déficit es como un estado de carencia, que no podemos atribuir sólo al ser en su individualidad, sino también en una perspectiva colectiva debido a la compleja red generadora de desigualdades.

TEXTO ORIGINAL

A Rede de Sentidos e a Tríade: Experiência, Narratividade de Interpretação

Dr. Sérgio Oliveira dos Santos

Introdução

Sabe aquela sensação boa de preenchimento e plenitude que experimentamos, porque algo que realizamos tem muita importância para nós e para aqueles que queremos bem? Sabe aquela percepção de que, em torno de algo aparentemente simples, nos encontramos preenchidos de sentido? Ou então, devido à grande complexidade do mundo informacional, nos encontramos desorientados e até, abatidos pela incapacidade de compreender tudo que nos afeta? Ou quando experimentamos uma forte emoção que, em algumas situações pode nos paralisar, mas em outras, pode nos impulsionar para novos direcionamentos da vida. Ou quem sabe, quando surge uma sensação de vazio, uma ausência de algo que não sabemos explicar o que é? Ou, aquela sensação de indignação, de injustiça e até de revolta quando sentimos na pele a força das desigualdades materiais e imateriais que grande parte das sociedades estão imersas. E, como não falar das incertezas e inseguranças que acionam nosso sentido existencial, potencializadas pela crise sindêmica que vivemos.

E se, diante dessas circunstâncias, e muitas outras que nos deparamos no cotidiano da vida, pudéssemos encontrar uma matriz compreensiva que sintetizasse nossas percepções e consciências? A motricidade vital pode ser um caminho promissor.

Se você se interessa por esse assunto, e deseja descobrir como esses fenômenos são modulados, venha desvelar conosco a rede de sentidos e a vida motrícia.

Corporeidade como princípio

            Nossa trajetória começa com uma apreciação musical para ampliar nossa perspectiva interpretativa. Convidamos você a ouvir a música “Café” de Jorge Benjor, disponível no link a seguir: <https://www.youtube.com/watch?v=kv1FCrNssxM>.

Você é um apreciador de café? Sim? Não? Já parou para pensar porque aprecia ou não essa bebida e sua cultura? Será que a bebida se tornou universalmente consumida apenas por sua composição química e as respectivas alterações orgânicas que promovem em nosso corpo? Por acaso, tomar café é um ato idêntico para todas as pessoas em todos os momentos e lugares? O que podemos dizer sobre esse ato do ponto de vista de nosso sentido? Ou, colocando a pergunta de outra maneira: qual é o sentido de apreciarmos ou não o café? Como o café afeta, afeiçoa e provoca diversas percepções em algumas pessoas, mas em outras não? Como podemos aprender sobre nosso modo de agir no mundo a partir daquilo que o ato de tomar café proporciona como experiência humana?

Em torno do café há um universo cultural amplo. Em um grão de café cabe muitos dos sentidos humanos. Exemplo: Para aquele que, desde pequeno, é acolhido pelo ritual matinal do café passado no momento de despertar, cujo aroma invade a casa da zona rural, enquanto passava as férias na casa dos avós, possivelmente terá seus sentidos modulados para uma sensação de aconchego e acolhimento, sensação que pode perdurar por toda a vida. A pessoa que passa por uma experiência como essa, possivelmente vai gostar de café. Mas nem todas as experiências vividas com a bebida são agradáveis, ou potencialmente emancipadora dos sentidos. Vejamos o exemplo de casos da exploração da força de trabalho em fazendas produtoras de café. Nesse caso, podem ser configurados outros sentidos sobre a bebida e seus ritos. O fato que desejo destacar é: em torno do café um leque de sentidos orbita o ato de sorver o líquido. Os Cafés, como espaço de encontro, são exemplo disso. Grosso modo, o café abre o leque de possibilidades de modulação dos sentidos, seja de forma emancipadora ou manipuladora.

Figura 1 – Nosso café tem história

No ato da colheita de café o corpo enativo está presente, acionando toda a rede de sentidos. O corpo vive a sensibilidade do toque nos grãos, dos seus aromas, além das tonalidades de cores e das diferentes texturas que indicam a jeito próprio do manejo. A sabedoria corpórea integra-se com a sabedoria da natureza num único fluxo regenerativo. Será que esse conjunto de percepções chega conscientemente àqueles que experimentam o trabalho em regime de quase escravidão?

Claro que aqui estou propondo uma abordagem metafórica. O ato de tomar café abre horizontes de modulações dos sentidos, mas, será que o mesmo se dá com outros atos humanos? Como esse exemplo pode estar relacionado com o mundo da vida cotidiana e, para além disso, com aquilo que faz sentido na vida?

            Para seguir com a proposta de compreendermos a rede de sentidos e ampliarmos essa abordagem para o mundo da vida, vamos falar um pouco de corpo. Desse corpo interativo, que nos proporciona um acoplamento estrutural com o mundo, condição de demarcação originária daquilo que somos. Não uma demarcação que nos impõe um limite de ocupação espacial, como se fora tão só um corpo físico, mas uma corporeidade. “O corpo é profusão do sensível. Ele é incluído no movimento das coisas e se mistura a elas como todos os seus sentidos” (LE BRETON, 2016, p. 11). Um corpo que visa transcender, pois deseja ir além da condição de habitar um espaço físico, que anseia vislumbrar sentidos, coerências, participações e possibilidades de se vincular e realizar no e com o mundo. Um corpo que não se atém somente em prover seus condicionantes biológicos de suprimentos orgânicos (mesmo sabendo que são essencialmente necessários para o estabelecimento da vida), mas que deseja romper com o tempo linear e causal, para viver o tempo da reflexão, da contemplação, da apreciação e, especialmente, da criação de mundos possíveis. Um corpo que é copartícipe com outros centros de iniciativa da vida planetária.

Esse corpo que somos e que existe acoplado no mundo de dimensionalidade física, biológica, antropológica e transcendental, interatua por uma rede de sentidos e, nessa rede que nos constitui, diversas modulações vão ocorrendo ao longo da vida. Esse é nosso corpo enativo.

A vida que sentimos na pele

Mas será que na vida cotidiana, para grande parte das pessoas, há o tempo da contemplação, da reflexão e da tomada de consciência do movimento de si em comunhão, que permite uma mobilização para além da manutenção de suas necessidades básicas e a busca de sentido?

As desigualdades imperam, tanto na ordem material como na ordem simbólica. Para muitos humanos a vida que é sentida na pele em seu dia a dia vai seguindo com muitas fragilidades, muitas carências, esvaziamentos e lacunas de sentido, especialmente diante das intermináveis crises que vão se instalando umas sobre as outras.

A vida que importa é aquela que sentimos na pele, tanto nos momentos de plenitude como nos momentos desafiadores. Em ambos as situações, os sentidos estão sempre presentes.  Interagimos no mundo desde muito pequenos, e, em toda trajetória da vida, são muitas as oportunidades corpóreas de agir, sentir, pensar, relacionar, valorar e expressar nossos sentidos. A educação tem um papel importantíssimo nesse processo de configuração de si.  Mas, sabemos mesmo o que são os sentidos? Muitas pessoas falam que as coisas precisam ter sentido, que as ações precisam fazer sentido, que a vida deve ter sentido. Mas, o que é o sentido e qual sua aproximação com o corpo que somos e com o mundo que vivemos e projetamos?

            Vamos apresentar a nossa matriz compreensiva sobre a rede de sentidos. Esperamos que você se sinta contemplado com essa abordagem e que, de algum modo, a rede de sentidos aqui desvelada possa ajudá-lo(a) a compor uma vida criadora.

A rede de sentidos

Para as primeiras incursões para acessar e compreender a rede de sentidos, optamos por apresentar uma breve etimologia da palavra sentido.

“Sense”, como faculdade de percepção: aplicação a qualquer um dos sentidos internos ou externos (tato, visão, audição, etc.); significado; importação; interpretação. Do francês antigo “Sens”, compreendido como: um dos cinco sentidos;  significado; sagacidade; compreensão. Do latim “Sensus”, quer dizer: percepção; sentimento; empreendimento; significado. De “Sentire»: perceber; sentir para encontrar o caminho «ou» ir mentalmente. Também pode ser “Sent”: enviar; para ir. Do antigo alto alemão “Sinnan» ou “Sinn”: ir; viajar; se esforçar; ter em mente; perceber; caminho; jornada.

Temiandu/ Remiandu: o sentido para os povos Guarani. “Temos várias culturas diferentes, mas compartilhamos um mesmo sentir que unifica todos os seres viventes neste planeta”. Os sentimentos e emoções não variam e nos pertencem. “Lo que los ojos no ven, el alma lo lee”. O ser humano é um ser social e para isso necessita da via das comunicações não verbais que permitem:

  • Encontrarmos e nos conhecermos;
  • Descobrir meu sentir e o sentir do outro;
  • Identificar e amigar-me com as emoções;
  • Aprender a tolerar;
  • Criar empatia com o ser criativo que todos nós levamos;
  • Fluir; Evoluir;

Pela breve exposição de uma análise etmológica da palavra sentido, observa-se que não há uma única determinação compreensiva, há um conjunto delas.

 Propomos que os sentidos sejam compreendidos como uma rede, e não como uma única disposição delimitada por algum campo científico específico (SANTOS, 2020, p. 50).

            Rede de sentidos:

Sentido sensível – órgãos sensoriais – corpo sensor.

Sentido direcional – direção, caminho, via.

Sentido semântico – Significado – Sentido linguístico – Múltiplas linguagens.

Sentido situacional – Noção de espaço/temporalidade

Sentido das realidades – Objetiva, subjetiva, intersubjetiva, transcendente.

Sentido existencial – Percepção da própria existência. Noção de si mesmo. Noção de identidade e pertencimento.

Sentido emocional – Sentimentos de ordem pré-reflexiva.

Sentido axiológico – Campo valorativo.

Figura 2 – Rede de Sentidos na perspectiva da Motricidade Vital  

            Como rede, propomos que os sentidos correspondem a um conplexo entrelaçamento de intencionalidades do corpo enativo, ou seja, do corpo que interage no mundo natural e cultural (SANTOS, 2020, p. 50 ). O conjunto de intencionalidades que formam a rede de sentidos fluem pela motricidade, condição que dá sustentação do modo de agir-humano-no-mundo, oportunidade da vida transcorrer em plenitude, por isso, motricidade vital. Será que dá para observar isso no ato de tomar café? Será que dá para observar isso em todo e qualquer ato humano? Será que podemos tomar consciência de nossa vida cotidiana referenciados por essa matriz compreensiva a ponto de conseguir identificar que sentidos estão sendo potencializados, quais estão necessitando mais fomento e, principalmente, quais estão sendo manipulados pelas forças narrativas hegemônicas?

            Mas, não paremos ai. Vamos dar mais alguns passos nessa jornada. Para isso vou propor mais uma pergunta: se os sentidos, como uma rede, são passíveis de modulações, como elas ocorrem?

Tríade: experiência, narratividade e interpretação

            Quando você para para tomar um café, ou quando você vive uma forte emoção, ou quando você se indigna com as injustiças que giram ao seu redor, há um fenômeno comum: em todas essas situações, mesmo que distintas, há o acionamento de sua rede de sentidos. Você já parou para pensar nisso por essa perspectiva?

            Podemos dizer então que a rede de sentidos é acionada e modulada a partir das experiências que vivemos no cotidiano. Mas, parte das experiências que vivemos dia a dia não são apenas de um corpo físico diante da realidade material, é também um habitar semântico, valorativo, direcional, situacional e existêncial imerso em narrativas e interpretações. Isso significa que também aciona-se e modula-se a rede de sentidos pelas narrativas que se entrelaçam em nossos atos, por que, como humanos, somos seres de linguagens.

            Vejamos por exemplo o fenômeno do BBB (Big Brothers Brasil). É um jogo de entretenimento, tipo reality show onde a vigilância extrema é naturalizada, quase como uma novela, onde diferentes “brothers” expõem suas personalidades registradas por câmeras. É o mundo da vida cotidiana se tornando mercadoria. Como explicar que esse tipo de programa de televisão consegue mobilizar tantas pessoas? Como explicar a audiência e as torcidas pelas “personagens” dessa realidade supervisionada? O quanto esse tipo de programa reflete os temas emergentes daquilo que as pessoas vivem no dia a dia? O quanto esse tipo de programação “preenche” as lacunas de sentido daqueles que, em seu cotidiano, não tem a possibilidades de acionarem conscientemente sua própria rede de sentidos e, devido a sua vulnerabilidade semântica[ii], projeta seus esgarçamentos de sentido nas “personagens” de um programa de tv, suas narrativas e suas formas de interpretar uma “vida ficcional”? Será um tipo de fuga da realidade diante de tantas situações angustiantes que estão afetando diretamente os sentidos de tantos brasileiros?

Para além de problematizar, o que desejo destacar é a força que as narrativas exercem na modulação de nossa rede de sentidos. Por isso temos que tomar consciência dessa força, especialmente no tempo em que vivemos, onde há uma explosão de muitas narrativas.

Segundo Harari (2018, p. 339), para que as narrativas permitam construir uma identidade viável e emprestar sentido à vida, ela não precisa ser completa, basta satisfazer duas condições: oferecer algum papel à desempenhar e se estender para além dos horizontes daquele que a acolhe. “A narrativa me provê de uma identidade e dá sentido a minha vida ao incorporar a algo maior que eu mesmo” (idem, ibidem, p. 339). Segue o autor afirmando que a narrativa não necessariamente precisa ser verdadeira para fazer sentido e prover o ser de identidade (idem, ibidem, p. 345).

Se as narrativas são tão efetivas nas modulações da rede de sentidos, como interpretá-las sem sermos manipulados? Que referência consciente podemos adotar?

Assim, como as múltiplas linguagens fazem parte de nossa vida cotidiana e participam ativamente da modulação de nossa rede de sentidos, é também uma abertura para lê-las. O mundo das palavras, dos sons, dos gestos, das emoções, das imagens, dos aromas, das circunstâncias, dos vídeos, das expressões corporais, dos símbolos, dos ritos, das estruturas arquitetônicas, etc., são todas elas dimensões da vida mesma para serem “lidas”, ou seja, interpretadas.

As dificuldades se instalam ainda mais quando não conseguimos equalizar e relacionar as nossas experiências e a nossa possibilidade de interpretação em um mundo narrativo superdimensionado. A era da decodificação alarga os déficits e as lacunas de sentido.

            Enfim, o que se propõe é que a nossa rede de sentidos está sendo constantemente modulada por essa tríade: as expriências que vivemos, as diversas narrativas que estamos imersos e a miríade de possibilidades interpretativas. Somos conscientes disso?

A consciência como ato

            Se a rede de sentidos é a possibilidade de interação com o mundo, ela precisa de estruturas que possam articular essa interação, ou seja, que criem uma maximização da relação corpo-mundo-corpo. Essa condição relacional é exercida por nossa motricidade,  que dinamiza as experiências, a narratividade e as intepretações.

            Há um ato, entre tantos, que dizem respeito à condição motrícia, o ato da consciência. Consciência, pelo viez da motricidade vital, é um ato, não um lugar no cêrebro. E como ato, nasce da interação do corpo no mundo pela rede de sentidos. A consciência, dentro dessa perspectiva, é compreendida como ato de presencializar atentamente a rede de sentido em relação com o entorno. Tomar consciência, portanto, é voltar-se para a rede de sentidos e encontrar-se em sua própria dinâmica. A motricidade vital propõe nossa atuação em três níveis de consciência: consciência de si, do outro e do cosmos.

            Voltemos ao exemplo do café. O que é tomar consciência desse ato? É você fazer uso de seu sentido sensível que vai apresentar a você o aroma, o sabor, a textura, a temperatura, certo? Mas também, se você assim o fizer com intencionalidade, é a atmosfera em que você está, ou seja, o ambiente, o encontro com a cultura, o valor que doa e que recebe, etc. Assim como, para os que são explorados nessa enorme cadeia de relações em torno do produto, ter a potência para questionar esse dinamismo e reenvidicar direitos à dignidade. A consciência é a presença e atenção que você impõe sobre o ato em realização, tendo a rede de sentido como referêncial de experiência, narratividade e interpretação, portanto, é uma condição dinâmica e relacional, não um lugar na mente.

A revelação da rede de sentidos nos convida a habitar o tempo com sentido, reconhecendo nossa corporeidade, que emerge desde a matriz sensível, pela nossa implicação com o mundo biodinâmico, potencializada pelas múltiplas possibilidades expressivas dadas às múltiplas linguagens, projetando narratividades e interpretações.

Finalizando: um pouco mais sobre a motricidade vital

            A ideia da rede de sentidos é um dos construtos que a motricidade vital busca desvelar e levar a compreensão das pessoas. Além dessa matriz compreensiva, também apontamos para outros princípios, vejamos:

  • Reconhecer a presencialidade do tempo – perceber e atuar habitando o tempo e não apenas passando por ele;
  • Reconhecer que habitamos o mundo com sentido profundo e valor ampliado. O que aponta para nossa condição de co-implicação: com as coisas, como outros entes viventes, com os fenômenos naturais e as construções socioculturais. Portanto, somos seres relacionais e formadores de vínculos.
  • Reconhecer a nossa condição de ser em situação, isso significa que não apenas ocupamos um espaço físico, mas formamos âmbitos de realização.
  • Reconhecer que somos seres de experiência. Aprendemos como corporeidade atuante e não apenas como cognição representativa do mundo, mas numa dinâmica formadora da historicidade singular e coletiva.
  • Reconhecer que a consciência é ato de presencializar e perceber a nossa rede de sentidos em plena interatuação.

A motricidade vital convida você para atuar na realização efetiva dos modos de ser, não como discurso, não como teoria, mas como práxis criadora.  Convida para sentir, perceber, interatuar, refletir, criar, compartilhar, interpretar, experimentar, narrar as singularidades e pluralidades da vida, assim como ela é vivida no cotidiano, nas suas mais distintas formas, mas como compromisso consciente, não como fuga representativa.

A motricidade vital é relevante na atualidade para podermos reencontrar nossa essência como seres de iniciativa, levando em conta que não somos os únicos com direito a vida, nem somos os únicos representantes da vida. É reconhecer que há muitos outros centros de iniciativa, e que precisamos apreender e implicar-se com eles e não sobre eles. “Temos que abandonar o antropocentrismo; há muita vida além da gente, não fazemos falta na biodiversidade” (KRENAK, 2020b, p. 81).

A motricidade vital busca revelar que somos seres de experiência, narrativos, históricos, relacionais, conscientes, corpóreos, sensíveis, criadores e não decodificadores das realidades, sejam virtuais ou não.

A motricidade vital está atenta às vulnerabilidades semânticas e as “instaurações  das ausências” (KRENAK, 2020a, p. 26). Cria e amplia os horizontes para situar-nos na complexidade do mundo. Assume a dinâmica da vida para questionar as distorções e os abusos. Direciona nossa consciência para os estados relacionais de tudo com tudo, de todos com todos, desde o sensível-inteligível ao apreensível-expressivo, ou seja, das experiências, das re-experiências, dos estados criadores, da imaginação e das narrativas.

Referências

ANTUNES, R. O privilégio da servidão: o novo proletariado de serviços na era digital. São Paulo: Boitempo, 2018.

BAUM, C.; KROEFF, R. F. S. Enação: conceitos introdutórios e contribuições contemporâneas. Rev. Polis Psique, Porto Alegre, v.8, n.2, maio/ago., 2018. Disponível em: <http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2238-152X2018000200011> . Acesso em: 02 março 2021.

BRIDLE, J. A nova idade das trevas: a tecnologia e o fim do futuro. São Paulo: Todavia, 2019.

HARARI, Y.N. 21 lições para o século 21. São Paulo: Companhia das Letras, 2018.

KRENAK, A. Ideias para adiar o fim do mundo. São Paulo: Companhia das Letras, 2020a.

KRENAK, A. A vida não é útil. São Paulo: Companhia das Letras, 2020b.

LE BRETON, D. Antropologia dos sentidos. Petrópolis, RJ: Editora Vozes, 2016.

PALLASMAA, J. Os olhos da pele. Porto Alegre: Bookman, 2011.

SANTOS, S.O. Da polaridade bios-cultural à rede de sentidos: outros caminhos possíveis para a educação física. The Journal of the Latin American Socio-Cultural Studies of Sport – ALESDE. Curitiba, v. 12, n. 1, p. 43-56, junho 2020. Disponível em:< https://revistas.ufpr.br/alesde/article/view/71987/40879>. Acesso em: 01 mar. 2021.

SOMBRA, L.L. Identidade dos sujeitos: linguagem, constituição de sentido e valor. Revista Ssifo, Feira de Santana-BA, n. 1, v. 1, 2015. Disponível em:< file:///C:/Users/User/Downloads/identidadedossujeitos-RevistaSsifo.pdf>. Acesso em: 27 fev. 2021.


[ii] Vulnerabilidade semântica é compreendida como conjunto de déficits na formação dos sentidos do agir-humano-no-mundo, que vai se instalando em situações diversas, como: excesso de informação; aceleração dos procedimentos sem tempo para criar momentos reflexivos de ordem individual e coletiva; dificuldade de atenção e presencialidade; redução das experiências significativas onde a corporeidade possa assumir o referencial perceptivo; a redução dos autênticos encontros humano-natureza-cultura; substituição dos processos interpretativos por aplicativos decodificadores, manipulações informacionais por meios midiáticos diversos; potencialização representativa de estados emocionais em narrativas ficcionais. O termo déficit é como um estado de carência, que não podemos atribuir somente ao ser na sua individualidade, mas numa perspectiva também coletiva devido à complexa rede geradora de desigualdades.

Etiquetas:
Facebook
LinkedIn